“Botero estuvo”. Esto es lo que podría habernos dedicado el famoso pintor, si hubiéramos coincidido en tiempo y espacio con Garnacha Blanca en mano. Se hubiera sentido como en casa. Porque este vino es como sus esculturas. Voluptuoso. Elegante. Todo en él es grande. Es amplio y complejo en nariz, de donde surgen aromas dulzones a miel, junto con flores y fruta blanca. Muy evocador al artista. En boca es untuoso, con mucho volumen y una acidez marcada. Esto lo acentúa y provoca admiración, como en los trazos de su arte. Aunque solo fuera por compararlo con sus curvas peligrosas. La pequeña proporción de viognier acompleja la nariz -sin miedo a sentirse diferente, reconociéndose especial, aportando notas cítricas-, y acentúa la sensación glicérica en boca.
Así es este vino, redondo.
VARIEDAD
Garnacha blanca
FRUTA
Lichi - Manzana
% ALCOHOL
14%
CUERPO
Medio
Premios y reconocimientos